Wikileaks... ¿Sí o no?

Por tanto, tratándose de Wikileaks, hay una cierta tendencia a creer a los responsables de las noticias que salen a la luz y que perjudican con las informaciones reveladas a las organizaciones de poder. Éstas han intentado pararles, pero no lo han conseguido. Y mientras tengan el apoyo de los ciudadanos, su credibilidad sea defendida, y los periodistas antepongamos la ética y la moral por encima del dinero, las bocas no callarán.
El papel... ¿morirá?
No. Ha sido la conclusión más rotunda que se ha querido demostrar en esta congregación. Es evidente que el papel ha sufrido las pérdidas económicas que se ha llevado la tinta digital, pero no hemos de olvidar que se trata de otro mundo. Otra forma de periodismo, el tradicional, el de nuestros padres y abuelos, el de un público que busca otros contenidos que no encuentra en la red. Y ahí es donde entramos nosotros como periodistas. Nuestra labor consiste en mantener esta calidad de los contenidos por encima de la inmediatez que podemos ofrecer con los contenidos en medios digitales. Si yo quiero saber una noticia que ha sucedido hace apenas unos minutos, yo enciendo la tele. Yo entro en Internet, o escucho la radio. Ahí es donde encontraré lo que en este momento quiero saber: qué y dónde. El periódico mañana me contará con detalles porqué una bomba a matado a mil personas en Irak, o de qué escala era el terremoto que sacudió ayer a media China. Diferentes lectores, diferentes vías. El periodismo de prensa tiende a mostrar un análisis más profundo de los hechos, el lado más humanitario, una subjetividad más específica. Creemos, por tanto, en la especialización.
Cartel de la 6a trobada |
Claro que no. Sólo faltaba. Pero sí tenemos un obstáculo que cabe esquivar, la banalización de la información debido a las redes sociales. Quien tenga un móvil -hoy en día todo el mundo- puede decir qué ha pasado en un hecho que presencie. Qué ha pasado sí, porqué o cómo, no. La interpretación de los hechos es lo que nos dota de profesionales frente a los incorrectamente llamados periodistas ciudadanos. Es un hecho contra el que no podemos luchar, es decir, no podemos estar en todas partes y resulta claro que una persona quiera transmitir en 140 caracteres lo que acaba de ver. Por eso nuestra tarea en este aspecto es la compenetración, el saber aprovechar la información de esa persona que te está diciendo que acaba de presenciar un accidente en directo en la nacional siete. Tú, periodista, ve y pregunta qué ha visto, cómo. Sé un profesional de la información, que para eso has estudiado cinco años de Periodismo.