martes, 22 de marzo de 2011

Cultura con aromas

Podemos reconocer al autor de una obra de arte al observar un cuadro que, culturalmente, tiene un valor compartido. Podemos calificar una pista de música según los diferentes estilos y corrientes musicales que se han ido creando década tras década. Y podemos hacerlo de igual forma con la literatura, con la danza, con el espectáculo... Pero no con el vino. 'El vino no tiene un código', señalaba Carles Pastrana, productor catalán de vino -el más famoso el Clos de l'Obac-, quien defendía esta cualidad de este bien cultural al que ha dedicado su habilidad profesional y esfuerzo personal. Pastrana y su mujer, Mariona Jarque, se empeñaron, en la década de los 70, por unos terrenos que 'ciertamente no valían nada', el Priorat, una de las zonas más desfavorecidas de Cataluña de la época. Muchas son las webs que tratan la historia de los viñedos del Priorat de Cataluña, así como su tradición vinícola y demás aspectos que giran entorno a esta cultura tradicional. Además, las hay que incluyen imágenes de calidad que demuestran su grandeza y peculiaridad, páginas como ésta.

Resulta muy difícil una normalización para la valoración del vino, ya que 'cada uno tiene un olfato diferente, una percepción del sabor diferente' por lo que resulta complicado establecer límites que diferencien un buen vino de otro aceptado como de menor calidad. Pastrana aseguraba que puede incluso que un vino considerado bueno no te guste, y uno considerado 'malo' sea de tu agrado. En este sentido, existe una forma de poder valorar la calidad del vino, que, aunque 'de forma no completamente objetiva', permite tener un conocimiento de él, y también poder escoger el adecuado para cada situación, la guía de vinos. Se trata de dar una puntuación a la bebida, teniendo en cuenta su aroma, su sabor, e incluso su color. La más famosa de estas guías resulta ser la guía Parker, una relación de vinos, puntuados sobre un máximo de 100, aunque el creador de la guía, Robert McDowell Parker, 'ya no está en facultades' y dispone de catadores que lo determinan.

'Se pueden dar cuatro situaciones', comentaba el apasionado en vinos, en las que el uso de la guía Parker o cualquier otro modelo es señal de conocimiento cultural del vino. Puede darse el caso de que, ante una cena entre dos personas una de ellas entienda mucho de vino y la otra nada -y viceversa-, o que ambos entiendan mucho o nada sobre el tema. En cualquier caso, simplemente con el consejo de una guía sobran las palabras acerca de la idoneidad de la elección de la bebida. Así pues, entra en juego el Periodismo gastronómíco, el estudio de la relación del hombre, entre su alimentación y su entorno, y que resulta diferente según la cultura de cada país. El vino, cuyos componentes 'no son más que zumo de uva, azúcar y dióxido de carbono', constituye un alimento reconocido con un prestigio del que otras bebidas como por ejemplo 'la naranjada' no disponen.

Es la elaboración concienciada del vino, el cultivo de la vid, el cuidado de la cosecha, su análisis, conservación y demás tareas implicadas, es lo que hace que el resultado de la fermentación del mosto o zumo de la fruta tenga un valor añadido en la sociedad y forme parte de la cultura característica de una región.

En cuanto a los vinos españoles, han tenido una gran acogida en la guía Parker 2010, ya que más de 70 vinos han conseguido una puntuación superior a 94, siendo el denominado Pingus 2007 líder del ranking español de vinos con una puntuación de 99 en la lista de Parker de 2010.

domingo, 20 de marzo de 2011

"Los hombres somos gilipollas"

Cartel de El cavernícola, en el Club Capitol de Barcelona
Si los hombres se pierden, lo que más le “jode” es preguntar. Y la mujer siempre dirá que “no cuesta nada parar a preguntar”. Esto es así.
El hombre cavernícola era un cazador; sentía una fuerte responsabilidad por proteger su territorio, a su familia. La mujer cavernícola, en cambio, era la recolectora, capaz de prestar atención a los detalles, a todo aquello que le rodeaba y que impedía que su hombre de las cavernas pudiera centrarse en su objetivo. Y así la evolución siguió su curso, dejando huellas de nuestros antepasados en el carácter que hoy en día distingue a los hombres de las mujeres.

Un espectáculo que ha cosechado éxitos desde su comienzo. El cavernícola, nombrada mejor obra de entretenimiento en el 2000, llegó al Club Capitol de Barcelona en diciembre de 2010, interpretada por el actor catalán Jose Julien. Paralelamente, también llegó al Teatro Fígaro de Madrid, de la mano del actor Nancho Novo.

Hora y media de interpretación, monólogo y actuación en la que no solo los contenidos son realmente dignos de carcajada, sino que la expresión del actor hace que en ningún minuto se desdibuje la sonrisa en la cara de los espectadores.

Experiencias del día a día entre ambos sexos se entremezclan con explicaciones ancestrales de nuestros antepasados más prehistóricos: el hombre y la mujer de las cavernas. Se trata de una obra desenfadada y graciosa, en momentos desternillante al máximo, en la que se narran "verdades como puños". Hasta el punto de sentirte identificado con las descripciones de carácter de ambos sexos, formas de pensar, reacciones y demás características que diferencian a los hombres y a las mujeres. A riesgo de parecer en alguna ocasión pedante, Julien consigue descartar que los discursos caigan en prejuicios de sexo ridiculizando tanto al sexo masculino como al femenino.

Desde aquí, se recomienda este espectáculo que, además de ofrecer carcajadas y sensaciones realmente agradables, se puede disfrutar en compañía tanto de jóvenes como de adultos, por un precio muy adecuado.

viernes, 11 de marzo de 2011

'El periodismo de ahora ya no conmociona'

Aseguraba Arturo Pérez-Reverte en el agradable coloquio que ofreció junto al periodista, Jacinto Antón, el pasado miércoles en la Facultad de Ciències de la Comunicació de la Universidad Autónoma de Barcelona. Pérez Reverte dejaba boquiabiertos a alumnos que, como yo, prestaban la mayor atención posible.
Como ex periodista, Reverte denunció la dirección que ha tomado el periodismo desde que hace 20 años él mismo lo ejerciera. 'Yo enseñaba a los muertos, a las mujeres violadas, a los niños mutilados... Y todo eso conmocionaba solo unos segundos'. Aseguraba que ahora los corresponsales no son más que bustos parlantes, que no se preocupan por contar cómo se está viviendo la noticia, sino que se limitan a leer la información que le pasa el director de la cadena en forma de teletipo.
A. Pérez-Reverte

Las experiencias que relataba el escritor se convirtieron en las protagonistas de la mañana, en las que defendía la lectura y el empape de cultura para ver el mundo de forma lúcida. 'Yo buscaba en el mundo real a los personajes, lugares y todo aquello que había leído en los libros'. Ésta era la premisa, la filosofía de vida, en la que defendía que estaremos preparados para todo peligro, todo fallo, toda situación complicada que podamos vivir si tenemos una sólida cultura cargada a la espalda. Porque la cultura te prepara para todo lo que pueda salir mal, ya que siempre sabrás de antemano que puede salir mal. Y Reverte volvió a un ejemplo personal. 'Pensé que toda la vida preparándome para morir dignamente y al final voy a morir entre gente gritando'. Él tenía asumido que el avión podía fallar, pero los demás pasajeros chillaban como locos al sentir una serie de turbulencias en un viaje que hizo en una ocasión. Para los más de 300 estudiantes que escuchábamos al escritor, algunos de periodismo otros simplemente admiradores del cartaginense, estas palabras calaban bien hondo en el pensamiento.
También hubo, por supuesto, espacio para su literatura, para hablar de la inspiración de sus novelas, esos Tres mosqueteros que inspiraron sus primeras letras.
Ante Pérez-Reverte humilde, que admitía que sus consejos a los jóvenes lo más probable es que hubieran quedado ya desfasados, los presentes en el Aula Magna tuvimos tiempo para preguntar opiniones acerca de las redes sociales, de internet, además de muchos otros temas relacionados con su profesión.
'Ya no puedes tener una charla entre amigos, dices algo y al día siguiente te sacan en el informativo'. Y el miedo se apoderó de nuestro cuerpo.

lunes, 7 de marzo de 2011

El baile oscuro

Lo que en un principio parece una historia de superación, de compromiso y esfuerzo por un arte, la danza, se esconde lo que puede llegar a ejercer la presión del éxito, del sacrificio que supone dedicarse por completo a lo que forma parte ya de tu vida. Nina, la protagonista de Cisne negro, interpreta el papel de una joven bailarina encerrada en el mundo del baile, sufriendo los estragos que la presión del triunfo y el fracaso causan en su mente, y que terminan por destrozarla psicológicamente. No solo a ella, sino también a aquellas personas que inevitablemente la aman, como su madre. La mutación y perturbación de lo que ve la joven, de cómo percibe los acontecimientos diarios es la consecuencia inherente a la práctica de un deporte o un arte llevado al extremo.

Cuántas veces se ha hablado de los motivos que llevaron a Marylin Monroe al suicidio, o si las drogas fueron las que apretaron el gatillo de la escopeta en la cabeza de Kurt Cobain, o si las pastillas que llevaron al largo sueño de Heath Ledger pretendían soñar para siempre. Muchos no superan las caídas desde lo alto, la fama y el sueño de mantenerse allí llevan a situaciones que trascienden el control de la mente, lo que demuestra la fuerza extremadamente intensa de ella para poder autocontrolarlas.

Cisne negro representa en forma de metáfora el relato de esa chica convertida en cisne blanco por el abandono de un príncipe, y que la convierte en cisne negro, un personaje totalmente contrario, papel que la protagonista, Natalie Portman, logra interpretar con todas sus consecuencias. Las drogas, el sexo y el alcohol se incluyen en la narración, como es normal que suceda, ya que la verosimilitud con la realidad es muy precisa.