lunes, 7 de marzo de 2011

El baile oscuro

Lo que en un principio parece una historia de superación, de compromiso y esfuerzo por un arte, la danza, se esconde lo que puede llegar a ejercer la presión del éxito, del sacrificio que supone dedicarse por completo a lo que forma parte ya de tu vida. Nina, la protagonista de Cisne negro, interpreta el papel de una joven bailarina encerrada en el mundo del baile, sufriendo los estragos que la presión del triunfo y el fracaso causan en su mente, y que terminan por destrozarla psicológicamente. No solo a ella, sino también a aquellas personas que inevitablemente la aman, como su madre. La mutación y perturbación de lo que ve la joven, de cómo percibe los acontecimientos diarios es la consecuencia inherente a la práctica de un deporte o un arte llevado al extremo.

Cuántas veces se ha hablado de los motivos que llevaron a Marylin Monroe al suicidio, o si las drogas fueron las que apretaron el gatillo de la escopeta en la cabeza de Kurt Cobain, o si las pastillas que llevaron al largo sueño de Heath Ledger pretendían soñar para siempre. Muchos no superan las caídas desde lo alto, la fama y el sueño de mantenerse allí llevan a situaciones que trascienden el control de la mente, lo que demuestra la fuerza extremadamente intensa de ella para poder autocontrolarlas.

Cisne negro representa en forma de metáfora el relato de esa chica convertida en cisne blanco por el abandono de un príncipe, y que la convierte en cisne negro, un personaje totalmente contrario, papel que la protagonista, Natalie Portman, logra interpretar con todas sus consecuencias. Las drogas, el sexo y el alcohol se incluyen en la narración, como es normal que suceda, ya que la verosimilitud con la realidad es muy precisa.

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