jueves, 21 de octubre de 2010

Públicas vs. privadas

La TV pública es realmente necesaria en tanto se cumplen los ideales para los que fue creada: un servicio para la sociedad pública y de interés general. Esto es que, debe estar libre de intereses económicos y políticos puedan desplazar el interés de los contenidos hacia cualquier otro interés que no sea el de la sociedad que la consumimos y que, por tanto, la pagamos con nuestros impuestos. Así pues, en primer lugar es necesario preguntarnos a nosotros mismos qué es lo que queremos recibir de esa televisión pública. Cuáles son esos contenidos que buscamos en las demás cadenas privadas que ciertamente están impregnadas de amarillismo y morbo en busca de captar nuestra atención y que, como podemos ver en las audiencias y cuotas de pantalla, lo consiguen.
Por lo pronto -hablamos de España y, por tanto de TVE-, parece que la televisión pública va ganando terreno en nuestras pantallas, y uno de los factores que ha influido ha sido la eliminación de la publicidad. Ésta medida ha sido acogida de muy buena gana por un público asfixiado por el gran contenido publicitario de las cadenas privadas. Sin embago, lo que supone un avance concreto para TVE, plantea la necesidad de no dar manga ancha tan deliberadamente a las privadas, pues éstas acaparan la economía de un mercado de televisión en el que entra en juego nuestra cadena pública, jugando así en desventaja. Es decir, que no se debería dejar rebasar el precio de mercado para comprar contenidos, ya que la financiaciónd de TVE en publicidad ahora es nula y con ello su poder de adquisición también lo es.
Si hacemos la pregunta más obvia -¿qué te gustaría ver en TVE?-, a los consumidores comunes, la respuesta más probable es sencilla de adivinar: calidad y pluralidad. Cualidades un tanto abstractas en significado, pues en España existe la típica frase: "si quieres dormir la siesta, pon los documentales de La 2". Éstos... ¿No son contenido educativo, de calidad, difíciles de encontrar en televisiones privadas? Nos encontramos por tanto, en una realidad mucho más compleja que en la simple batalla de audiencias e intereses políticos y económicos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario