miércoles, 29 de diciembre de 2010

A veces creemos que la forma tradicional de hacer las cosas es la mejor. No pensamos en que a menudo, conviene reinventar las técnicas, pues si la sociedad evoluciona, cambia, se moderniza, los métodos también lo harán.
En el caso de la educación, cuantas veces no habremos escuchado a nuestros padres y abuelos comentar "en mi época se castigaba al alumno arrodillándolo frente a la pared, con los brazos en cruz y sujetando dos libros con los brazos en cruz (estilo zipi y zape de los tebeos)", o "mi profesor llevaba siempre la regla para golpearte en cuanto se moviera un lápiz". Pero eran otros tiempos, otra educación. Por suerte, hoy en día el castigo se ha perdido por el camino, pero también se ha perdido con él la educación y el respeto. El maestro -como antiguamente era común llamarle- tiene más precaución cuando enseña en una clase llena de jóvenes del siglo XXI.
A veces tan sólo es necesario pararse a pensar y empezar de nuevo, para reinventar el sistema, modificar el modelo. Puede que la solución la tengamos delante de nuestras narices y no nos damos ni cuenta...

¿Y si es tan sencillo como pelar un plátano?

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